El orgullo extinguió lo que nunca existió

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Otro día comienza

Y veo en su rostro una mirada de resignación,

Un ‘buenos días’ solo por educación

 y ambos partimos en contraria dirección.

Vivimos bajo el mismo techo

Jugando a los amantes perfectos,

Pero debajo del lecho, tan solo somos

Dos personas que la realidad estamos evadiendo.

Hace tanto que se destruyó el edén,

Pero ninguno se atreve a abrir la puerta y marchar de él,

Las semillas que una vez  sembramos,

Hoy se han marchitado porque de regarlas nos olvidamos.

La rutina hizo presencia en nuestras vidas,

Pero por descuido fue bienvenida,

Ahora es momento de que marchemos,

Y dejar de jugar la ridícula farsa que comenzamos.

El orgullo acabó con lo que nunca existió,

En tí porque  no te importaba otra cosa que no hablara de ti,

Y en mí porque siempre consideré el amor como una debilidad del ser humano.

Sin pensarlo dejamos entrar al amor a nuestras vidas,

Pero así como llegó se marchó, y a la rutina dio cabida.

Ahora, en medio de la resignación

Es momento de despedir aquella exquisita emoción.