domingo, 16 de octubre de 2011

Naturaleza vampirezca



 Sientes el olor de la sangre
A tantos kilómetros de distancia,
Tu naturaleza no te engaña,
Es momento de saciar tu necesidad.

Encuentras a tu víctima,
La inmovilizas con una frívola mirada,
Ella intenta escapar pero al piso se siente atada,
Sin bajarle la mirada te acercas lenta y sigilosamente.

Finalmente te encuentras frente a frente,
La abrazas con tus alas,
Sonríes enseñándole tus enormes colmillos,
Percibes en su rostro el miedo, quiere gritar, quiere llorar,
Notas como lanza al viento sollozos,
Le dices que haga silencio,
El resto de mortales no podrán encontrarla
Porque tus alas silencian aquellos gritos.

Te acercas a su cuello e inhalas el olor
Que proviene de allí,
Notas que con el temor de tu víctima,
Sus venas se hacen más gruesas,
Más tentativas,
Hueles su cabello,
Bajas tu rostro hasta su desnudo cuello,
Clavas tus colmillos
Sientes romper cada vena, cada arteria,
Te excita que tu víctima luche por su patética vida,
Hasta que deja de hacerlo,
Decides imitarla,
No puedes seguir bebiendo cuando su corazón
Ha dejado de latir,
No piensas invitar a la muerte a tu morada.

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