Sientes el olor de la sangre
A
tantos kilómetros de distancia,
Tu
naturaleza no te engaña,
Es
momento de saciar tu necesidad.
La
inmovilizas con una frívola mirada,
Ella
intenta escapar pero al piso se siente atada,
Sin
bajarle la mirada te acercas lenta y sigilosamente.
Finalmente
te encuentras frente a frente,
La
abrazas con tus alas,
Sonríes
enseñándole tus enormes colmillos,
Percibes
en su rostro el miedo, quiere gritar, quiere llorar,
Notas
como lanza al viento sollozos,
Le
dices que haga silencio,
El
resto de mortales no podrán encontrarla
Porque tus alas silencian aquellos gritos.
Te
acercas a su cuello e inhalas el olor
Que
proviene de allí,
Sus
venas se hacen más gruesas,
Más
tentativas,
Hueles
su cabello,
Bajas
tu rostro hasta su desnudo cuello,
Clavas
tus colmillos
Sientes
romper cada vena, cada arteria,
Te
excita que tu víctima luche por su patética vida,
Hasta
que deja de hacerlo,
Decides
imitarla,
No
puedes seguir bebiendo cuando su corazón
Ha
dejado de latir,
No
piensas invitar a la muerte a tu morada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario