Un día cualquiera salgo a la calle,
Me detengo al ver un ave en el cielo,
Extendiendo sus alas,
Sintiendo cada ráfaga de viento en su plumaje,
Volando hacia la libertad.
Planean sin miedo, decisión, o rumbo alguno,
Lo hacen en campos sintiendo el aroma del viento,
Una mezcla exageradamente agradable al sentido del olfato,
De pinos, flores, animales, troncos, humedad.
Hacen danzas en el aire, van a donde quieran,
Se sienten libres, esa adrenalina que invade su cuerpo, vencer el miedo a las alturas cuando se ve todo desde allí;
Y sentirse tan seguro de lo que se está haciendo.
Como para no vencer si llegase a caer.
Sería un mundo tan puro, tan mágico, tener tu cuerpo en el aire,
Mantenerte allí, a pesar de la gravedad,
Sentir como se llenan tus pulmones de aire al elevarte,
Tomar cualquier rumbo y marchar, no tiene descripción.
Sería, el ÉXTASIS ABSOLUTO.
Romper esquemas, barreras, cerrar los ojos
Y pintar un ambiente en el que lo puedas hacer,
No mediante adelantos tecnológicos, sólo basta hacerlo con tu mente,
Deja que te guíe, deja que te lleve, deja que te involucre en un mundo tan fantasioso pero tan real a la vez,
Que no vas a caer en cuenta que se trata sólo de una proyección de tu imaginación.
Atrévete a sentir el aire puro, el frío insaciable de las nubes,
Todo en tu cuerpo, a la misma vez, con la misma sensación,
Planea como las aves, con esa libertad que les da tener sus alas, sus instrumentos, aunque diferentes tendrán una única finalidad.
SENTIR LIBERTAD EN TODA SU EXPRESIÓN.